Está amaneciendo, la luz se percibe a través de la barrera de cuerpos y desperdicios.
He dormitado a ratos procurando no moverme, por mi cara corren infinidad de bichos o insectos que procuro ignorar.
Son inofensivos en sus picaduras pero transmiten infecciones o enfermedades que ya me da igual. No importa de que vamos a morir cuando es seguro que lo haremos, y si es rápido mucho mejor.
Estiro mis piernas y me giro para observar a mi compañero de noche.
Según le voy divisando mi rostro se frunce perplejo al divisar un uniforme de soldado de lo mas cutre y sobado. Sucio y con machones oscuros que parecen de sangre seca.
¿He dormido con un soldado?. No lo puedo creer.
A su lado reposa un inmenso macuto lleno ¿de que? me pregunto. ¿Será su botín que no desea compartir con los otros?. No te muevas, no digas nada, espera a que despierte me digo.
Si hasta ahora no me ha liquidado será que no tiene intención de hacerlo, así que no le provoques con tus preguntas o acciones, estate quieto y hazte el dormido hasta que el despierte.
No tarda mucho en hacerlo, se estira, se incorpora y puedo apreciar que es un muchacho alto y fuerte. El traje le está justo y sus músculos resaltan en su piernas y brazos. Podría estrangularme en un suspiro, pienso, pero no lo ha hecho, ¿por que?.
Se inclina y me zarandea suavemente mencionando mi nombre con voz queda.
Abro los ojos y le miro en la cara. Es atractivo, guapo mas bien, y sonríe con amabilidad.
Vamos, va siendo hora de salir fuera de este infierno. El toque de queda ya no rige y podemos abandonar nuestro inmundo refugio.
Un momento Luis, le digo, ¿eres un soldado?.
Comienza a reírse suave, primero, y luego su risa resuena franca y profunda en este asqueroso y tétrico lugar poniendo algo de humanidad en el.
Cuanto tiempo sin escuchar una risa, me conmueve escucharle y esbozo una tímida sonrisa con cara de bobo.
Ja,ja, se me olvida. Se me olvida que llevo un uniforme de soldado.
No, no lo soy, es una prenda que le quite a un soldado muerto por una turba de gente que se amotinó hace varios días.
Fue una escabechina, murieron cientos de amotinados, hombres, mujeres y niños además de varios soldados que fueron literalmente linchados por la muchedumbre.
El resto de soldados huyó despavorido abandonando algunas de sus pertenencias para correr más deprisa.
Arramblé con todo lo que pude y lo fui metiendo en ese macuto que ves. Hay otros dos uniformes, y dos o tres recipientes de oxígeno con sus mascarillas que de momento guardo para cuando todo empeore.
Sigo respirando este inmundo aire hasta que no pueda más.
Para entonces espero estar fuera de esta ciudad que se ha convertido en una pesadilla infernal.
Cruza por mi cabeza una idea disparatada respecto a este joven.
Si, pienso, puede ser el acompañante ideal para Gloria y su hijito.
Seguro que no querrá cargar con la responsabilidad de conducir a una madre y su hijo por media España.
Por probar nada se pierde, pienso, y sin preámbulos le cuento el motivo de estar aquí, con el, de haber pasado una noche infernal buscando a alguien que pudiera acompañar a la muchacha y su hijo, resultando de mis esfuerzos un auténtico desastre.
Le veo pensativo, piensa y cavila durante un largo rato y prefiero no interrumpir esos pensamientos. El anzuelo con el cebo está lanzado, solo es cuestión de esperar y acechar si pica el pez.
El pez está picando, ha mordido el cebo y está presto a ser sacarlo del agua.
¿Como es ella?, me pregunta, ¿es joven?.
Es joven y muy guapa, le contesto, además de amable, cariñosa y muy dispuesta a colaborar. Por todo ello quiero que intente salir de aquí, salvarse ella y su hijo porque lo merecen.
¿Y si fuera yo?, me dice.
No tendrías que esperar para ver si está tu amigo, no pondrías más tu vida en peligro, y creo que tras pasar una noche terrible contigo te he tomado aprecio.
Además, añade, me pica la curiosidad de ver a esa joven tan guapa que has descrito. Debe de ser un cielo y hoy nos hace falta mucho ánimo para continuar.
Una bella mujer y su hijo a los que salvar me dará mucha fuerza y ahincó para perseverar en mi viaje hacia el norte.
Quizás, igual que te ha pasado a ti, no pueda encontrar a mi familia con lo que seguiría hacia el norte de Europa con la bella muchacha y su pequeño.
¿Que opinas?
Opino que eres mi salvador, ya no tengo que buscar más, puedo regresar a casa bien acompañado y es justo lo que mas deseo en estos momentos.
No se hable más, me voy contigo y me alegro de hacerlo.
Salgamos y nos vamos mentalizando para lo peor. El viaje de vuelta va a ser muy difícil.
Tranquilo, tranquilo, llevamos de todo. Incluidas algunas armas que espero no tener que utilizar.
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