Salgo de mi ensimismamiento, me están llamado y no será la primera vez.
Cuca, (apodo cariñoso) me dice que van a dar un comunicado oficial en diez minutos, han dicho que se ruega estén muy atentos y se sirvan difundir el comunicado a familiares, amigos, o vecinos, es muy importante que se tenga en cuenta.
Me temo lo peor, y confirmo mis sospechas cuando aparece el presidente flanqueado por los jefes militares y de la policía.
Se dirige a los españoles en una breve locución y nos comunica que de acuerdo con el gabinete de urgencia constituido en Bruselas, para toda la Unión Europea, a partir de mañana queda establecido "el toque de queda" para todos los territorios de la Unión.
Estará vigente desde las doce de la noche hasta las seis de la madrugada, solo las personas que deban trabajar por la noche o cumplir cometidos necesarios tendrán un pase especial para circular y deberán pedirlo hoy en sus empresas u organismos oficiales.
Se hace por el bien de todos, añade, y ante lo extraordinario de la situación, algunos de los derechos constituyentes de los ciudadanos quedan en suspenso hasta que tengamos pleno control de lo que está sucediendo.
El anuncio va crear el pánico que aún no estaba desatado. Mis proyectos de surtirme de lo más necesario para sobrevivir se hacen más difíciles. Hoy mismo tengo que salir si quiero traer algo de lo necesario.
Salgo ya, le digo a Cuca y Gloria, voy a comprar algunas cosas antes de que se acaben.
Agarro mis tarjetas del banco, un puñado de billetes, mi bandolera, ¿y un arma, pienso?. No de momento, no seas exagerado, además que arma, ¿un cuchillo?
No tienes otra cosa y eres incapaz de usarlo.
¿Te has vuelto ya loco?.
Desisto, y salgo rápido sin esperar el ascensor que siempre se demora o me puede dejar atrapado.
La gente está saliendo de sus casas, quieren acaparar lo que sea antes de que se agote, han pensado lo mismo que yo y ya nadie atenderá a razones.
No hay nadie en los cajeros de los bancos de la zona, los cajeros no suministran ningún dinero y algunos están rotos.
Tengo que apañarme con el efectivo si es que encuentro algo que comprar.
Tumultos en todos y cada uno de los supermercados controlados por el ejército. Ya nadie hace fila y todos desean entrar a la vez, agarrando lo que puedan y sin pagar, no hay tiempo ni empleados.
Se escuchan disparos, al aire espero, y en vista del panorama me dirijo a alguna de las farmacias que me pillan cercanas.
Dos, tres, cerradas a cal y canto.
Por fin veo una que tiene luz y algunas personas esperan fuera.
No hay tumulto como en los supermecados, pregunto y me dicen que si, despachan incluso sin receta.
Cuando estoy frente al mostrador pido todo lo que se me ocurre, el joven que me atiende me dice que solo un envase de cada medicamento por persona. No más, sea usted solidario, me comenta.
O.K., joven, pero es un tratamiento crónico continuado. Necesito al menos dos o tres cajas de "fluoxetina", y también de anti inflamatorios, le digo que mi esposa padece "esclerosis múltiple", está bien señor, pero no abuse.
Me da tres envases de fluoxetina, dos de los anti inflamatorios, alcohol, agua oxigenada, vendas, dos o tres de analgésicos, y nada más, es suficiente
comenta.
Pago lo que me pide sin pensarlo y salgo rápido no sea que se arrepienta.
Se ha corrido la voz y empiezan a aglomerarse un gran número de personas en la puerta.
Menos mal, pienso, he llegado a tiempo gracias a Dios.
Ahora a buscar una ferretería o una tienda de todo a un euro.
Estás últimas están en manos de la comunidad China. Confío en que alguna esté abierta y queden existencias.
Voy peregrinando de una tienda a otra, todas están sin existencias y algunas incluso saqueadas, hago memoria y recuerdo una pequeña situada en un pasadizo muy poco transitado.
Está abierta, e inmediatamente entro y voy rápidamente agarrando todo lo que pillo.
No quedan demasiados artículos, pero tomo una linterna, varios envases de pilas, alguna herramienta, clavos grandes y un gran martillo, cerillas, velas, envases desechables, bolsas de basura, y en fin un gran stock de todo lo que se me ocurre según lo veo en los estantes medio vacíos ya.
Compro una gran bolsa de lona e introduzco todo lo comprado en ella.
He comprado también un hacha y un machete, no quedaban nada más que dos, sin pensarlo me apodero de ellos y los llevo colgados de mi cinturón cuando salgo de la tienda. A penas queda nada, varios compradores estaban haciendo lo que yo, llevándose todo prácticamente.
A buen paso y alerta me dirijo otra vez hacia mi casa.
continuará...
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