Estoy en la calle, fuera del supermercado, mi cabeza bulle de proyectos a realizar una vez que he salido de casa.
Dudo de ir a
guardar las provisiones y volver a salir, opto por esta opción como la
mas segura y casi corriendo llego hasta mi calle.
Subo, abro
la puerta y escucho la voz de mi esposa que me saluda con alegría,
siempre lo hace, voy a verla y está bien, me confirma. Le explico
que debo volver a salir y tratar de encontrar a un amigo que me puede
prestar un aparato de onda corta.
El los ha coleccionado y es seguro que alguno me dejará.
Internet está muerto, no hay linea y solo se reactiva a momentos sin que sea posible usar el navegador de forma estable.
Lo mismo ha sucedido con las llamadas "redes sociales" o comunicaciones internacionales.
No
funcionan, Facebook or Twiter, han desaparecido y así ninguna de las
antiguas redes mas modestas. Tampoco funciona el mail, ni google, todo
ha pasado a la historia.
La cobertura del móvil va y viene y solo permite llamadas locales o nacionales.
Difícilmente puedes hablar mas de dos minutos pues se corta y te deja a medias.
El gobierno administra las lineas telefónicas igual que hacen con las provisiones.
Necesito una radio de onda corta para estar informado de lo que ocurre ahí fuera.
Beso a mi esposa y vuelvo a salir a la calle.
He llamado a
mi amigo y me espera en su casa, así que me dirijo rápidamente hacia la
zona del centro, Atocha, que es donde el vive.
Tendré oportunidad de observar que ocurre en otras barrios de Madrid.
Imposible pillar un taxi pues casi no circulan, y los pocos que hay están muy solicitados.
Tienen que
dar rodeos constantemente para evitar los árboles caídos y la
circulación se hace casi imposible, además la gente prefiere guardar el
combustible por si se acaba o lo racionan más todavía.
Han retomado
la bicicleta como un preciado bien para desplazarse por la ciudad
evitando obstáculos y buscando vías alternativas que nunca tuvieran
árboles o grandes matorrales.
Camino
deprisa, me voy fijando en todo lo que me rodea y procuro no deprimirme
ante la vista de las pobres gentes que deambulan sin sentido.
Lo peor son los ancianos que parecen absolutamente desconcertados y perdidos.
Los grupos
son disueltos de inmediato por la policía o el ejercito, no más de
cuatro, "circulen por favor", es la frase que se repite una y otra vez.
En silencio,
desganados, se disuelven los grupos y nadie sabe hacia donde se
dirigen, van sorteando árboles caídos, coches aplastados, y montones
enormes de basura que a duras penas se recoge.
Mi amigo me
ha comentado que tiene mucho que contarme, pero no por teléfono pues es
seguro que están intervenidos, además se corta de inmediato la
comunicación transcurridos dos o tres minutos.
Estoy deseando llegar y escuchar lo que tenga que decirme.
El ha
preparado un buen aparato para mi y me asegura que podré escuchar
emisoras del extranjero con noticias de lo que está sucediendo en
otros países fuera de Europa.
La
impaciencia me consume, difícil estar sin Internet, he vivido conectado
los últimos diez años y ahora tendré que acostumbrarme al aislamiento
total si todo esto continua.
Como habrán cortado la web y por que?, me pregunto constantemente.
Desean
suprimir los comunicados entre personas evitando asambleas, noticias,
conflictos según ellos y las restricciones propias de un estado policial
vuelven a estar en auge?.
Todo el
panorama es muy desalentador y me demuestra que a la más mínima amenaza
lo peor de esta sociedad tecnológica sale a relucir.
Una mujer
joven con un pequeño de la mano se acerca a mi, viene desencajada con el
terror reflejado en su cara, señor me dice, ¿sabe Vd. lo que está
pasando?, más o menos señora, le digo.
¿Y que es?.
Ojala lo
supiera señora, pero lo único que es evidente es que los árboles y
matorrales se están derrumbando por todos los sitios, han bloqueado las
comunicaciones en toda Europa, no circulan trenes, ni camiones, solo por
el aire es posible el transporte, y lo peor es que se está acabando el
combustible.
A grandes
rasgos es lo que está sucediendo, creo, pero conviene no alarmarse pues
parece que los gobiernos Europeos han tomado el control y como verá los
soldados, la guardia civil y la policía, están en las calles.
¿Y que voy a hacer yo?, se lamenta ella, no tengo a donde ir.
¿Como es que no tienes a donde ir?, acaso vivías en la calle con tu pequeño?.
No señor,
tenía una casa chalet que me dejaron mis padres, trabajo dentro de la
casa pues era modista-diseñadora, pero todo ha quedado destruido cuando
dos grandes arboles que había en el pequeño jardín se han venido abajo.
Comenzó un
incendio en mi casa y tuvimos que salir mi hijo y yo con lo puesto, sin
nada, llevamos casi una semana en la calle comiendo de las basuras y
nadie se hace responsable de nada.
El aspecto que tiene la muchacha y su hijo es lamentable, sucios, hambrientos, aterrorizados y muertos de frió.
Por las noches ya refresca y si han dormido a la intemperie será milagro que no hayan cogido una pulmonía.
Venid
conmigo les digo sin pensar, voy aquí cerca a casa de un amigo a recoger
una cosa y luego voy hacia mi casa. De momento hasta que las cosas se
soluciones podréis estar con nosotros, mi esposa, Gagufo y yo.
Pero señor, no se que decir, será mucha molestía para ustedes.
No me llames de usted, por favor, llámame Emiliano que es mi nombre.
Y el tuyo y el del pequeño cuales son?
Yo soy Glória, y mi hijo es Pedrito.
Encantado Gloria, es un placer conocerte Pedro, cuantos años tiene?
Ha cumplido cuatro, pero desde que se quemó la casa no habla. No dice nada, solo se agarra fuertemente a mí y solloza.
continuara....
No hay comentarios:
Publicar un comentario