Decido salir a la calle, ha pasado una semana desde mi última escapada y a penas quedan existencias en la casa, mi gato se está quedando sin su comida y continuamente se lamenta.
El pobre no entiende nada de lo que pasa. Mi esposa me ruega que no salga, tiene mucho temor a lo que me pueda pasar, y prefiere consumirse sin comida antes que perderme.
Ella no puede moverse, está en silla de ruedas y necesita que alguien la empuje, le ayude a incorporarse si quiere sentarse en cualquier otro lugar y a duras penas puede ponerse en pié.
Hemos racionado la comida hasta límites insospechados pero se acaba.
Ya no hay especulaciones catastróficas en los medios.
Han sido controlados por los Gobiernos y el ejercito se ocupa de seguir las pautas necesarias para que no cunda el pánico.
Lo controlan todo, supermercados, comunicaciones, limpian algunas carreteras removiendo miles de árboles que impiden el paso de los camiones con suministros.
Hay gabinetes de crisis por doquier que se afanan en atajar la catástrofe medio ambiental que supone la pérdida de la masa forestal.
No nos dicen lo que puede pasar en las selvas del Amazonas y otras parecidas que son los pulmones de planeta.
El terror es general, el ejercito circula por las calles de Madrid y trata de controlar que no haya pillajes o tumultos.
Estoy en la calle y la vista es desoladora. No hay lugar donde algún árbol no esté caído habiendo aplastado coches, estructuras, tejados y produciendo infinidad de bajas entre peatones desprevenidos.
No hay cuerpos, los han ido retirando ante la ausencia de peligro físico de derrumbes,no queda árbol en pié, y hay mas que peligro de epidemias.
Nada se comenta del número de bajas entre la población pues no quieren que el pánico sea aún mayor de lo que ya es.
¿Donde voy?, pienso, lo mejor acercarme a alguno de los supermercados conocidos.
El primero está abierto custodiado por la policía, una interminable fila de gente se agolpa para ir entrando.
La hilera de personas da la vuelta a toda la manzana, y grandes carteles anuncian que deberán llevarse los D.N.I. de las unidades familiares o personas que convivan en un solo piso para administrar los alimentos que lógicamente están ya racionados.
El orden existe, al menos de momento, y eso me tranquiliza.
Llamo a mi esposa por teléfono y le cuento lo que he visto, le digo que permanezca tranquila, que voy a tardar mucho pues tendré que esperar la fila, y que todo va bien pues llevo los D.N.I. el suyo y el mío.
Me dice que no me preocupe por ella, que está bien, y que esperará todo lo que haga falta.
Con paciencia me pongo en la fila, saco mi kindle y comienzo a leer procurando calmar mis ánimos.
No se si para comprar la comida de Gatufo tengo que llevar algún documento que acredite su identidad y que vive con nosotros.
Si no puedo tendremos que compartir con el la nuestra, no habrá problema alguno.
En la fila observo que hay toda clase de personas, mayores, jóvenes, hombres y mujeres a veces en parejas, casi todo el mundo guarda silencio o trata de escuchar noticias en la radio.
La policía y el ejercito han impuesto un gran respeto, se guarda el orden y no hay, que yo sepa ninguna clase de tumulto.
Cuando comenzó el pánico si lo hubo, luego los gobiernos Europeos fueron tomando medidas conjuntas y se recupero el orden en las calles.
Ahora la gente calla y susurra en voz baja las últimas noticias que nunca suelen ser ciertas.
Vienen filtradas por los gobiernos y en realidad no dicen nada de lo que está pasando.
¿Hasta donde llega la plaga de los "áboles y matorrales caidos" ?. No se comenta, han encontrado algún remedio o explicación?. Tampoco se comenta.
Solo se dan noticias regionales o nacionales, lo que ocurre en los países de Europa que sufren iguales consecuencias y toman similares medidas que nosotros.
Hay un gran gabinete de crisis en Bruselas, que dicta las normas de lo que es preciso hacer en los diferentes países de la Unión.
Nada más se dice o se comenta, el hermetismo es total.
Es muy posible que traten de que no se produzca una estampida general, huyendo de las zonas desoladas del continente Europeo y marchando por avión o cualquier otro medio de transporte hacia zonas que se hayan librado de la tragedia de los árboles.
Habrá alguno?, me pregunto, o esto es absolutamente global.
Yo no lo se, nadie de mi entorno lo sabe, pero imagino o deseo pensar que no, las consecuencias serían demasiado horribles en un corto plazo.
continuara....
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