lunes, 24 de agosto de 2015

LLEGAMOS A CASA






Estamos en casa, me siento muy cansado, me reclino en el sillón y mi mente comienza a vagar al borde del sueño.
Mis ojos no acaban de cerrarse, los pensamientos de lo que ha sido mi vida hasta ahora se agolpan en un instante.
Recuerdo que en mi juventud estábamos siempre al borde del desastre nuclear.
Rusos y Americanos estaban en posesión de misiles balísticos, infinidad de ellos, cargados con cabezas nucleares capaces de destruir la tierra decenas de veces.
La idea era y es terrorífica aunque no podemos imaginar un suicidio masivo de esa índole para la raza humana.


No se dice, no se comenta, no se informa, pero las armas están ahí.
Hoy no son solo dos países los que están en posesión de ellas. Son una decena, o mas que se sepa, los que tienen el arma definitiva, "El anillo de poder" podríamos llamarlo que destruiría este planeta varias veces.
Aún hoy se teme que el fin del mundo venga de la mano del hombre, una guerra devastadora y fin, es sobre lo que se ha escrito, se ha novelado e incluso se han hecho infinidad de películas sobre ello.

Me acostumbre, igual que toda mi generación, a vivir en un mundo amenazado por la energía nuclear en todas sus formas.
Nunca imaginé llegar a esto, simplemente que las arboledas empezaran a desaparecer sin que nadie sepa el motivo.
Y el fin del mundo que conocemos podrá venir de la misma tierra que habitamos, harta de ser agredida, del envenenamiento de sus aguas, de su atmósfera, por la acción irresponsable y depredadora del ser humano. 

Si la situación no fuera desesperada tendría su moraleja.
No habrá moraleja si todo se destruye y el ser humano desaparece de este sufrido planeta.









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Me despierto, en que estoy pensando, me digo.
¿Tu niñez que tiene que ver con lo que está pasando en estos momentos?.
Nada, pienso, y vuelvo a relajarme sin darme cuenta que los recuerdos vuelven a inundar mi cabeza.


Tengo algo de frío acostado en el sillón, me levanto en busca de algo para echarme encima. Las dos mujeres están charlando, parece que se llevan bien pienso, y vuelvo a mis recuerdos.

Otra vez despierto, la realidad se impone, ¿he dormido o solo recordaba otros tiempos?.
¿Volveremos a las cartillas y el racionamiento ante la escasez que se avecina?.

Deja de elucubrar, me digo, ponte en marcha ya.

En la sala mi esposa y Gloria están cabizbajas y muy calladas.
Hola, pasa algo? pregunto.

Ha dejado de funcionar la televisión, no sintonizamos ninguna cadena, y estamos alarmadas.

No es una buena noticia, ¿que sentido tiene el que la tele deje de emitir?.

Puede ser algún fallo técnico o de mantenimiento, yo que se, no entiendo nada sobre telecomunicaciones.

De repente otra vez hay señal, aparece un conocido locutor y pide disculpas por el corte en la emisión, debido dice a problemas técnicos.

Sus palabras alivian la tensión y como bobos seguimos atentos a lo que va diciendo.


cont...

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