lunes, 24 de agosto de 2015

CAMINO DE CASA / AGUA






Vamos Gloria, tenemos que seguir, ya nos falta muy poco para llegar.

Es horrible, ¿como pueden haberlo hecho?.

No podría decirte, hay que estar en la piel de quien se quita la vida para saber lo que siente y la desesperación que puede tener esa persona.
Estos ancianos debían estar muy asustados, sin recursos, sin esperanza igual que otros, y han optado por dejar de sufrir.
Un salto, no sabemos si dolor, y todo ha terminado en un instante, yo no puedo opinar ni valoro la decisión que han tomado.

Vamos, por favor, rápido todo lo que puedas estamos casi llegando a mi casa. 
Yo llevo a tu hijo, no creo que haya visto nada y es difícil que lo entienda si los ha visto ahí caídos, no creo que esté mas traumatizado el pobre de lo que ya lo está.

Entramos en mi portal, y enseguida abro la puerta de la casa, la voz de mi esposa me da la bienvenida como siempre hace cuando llego. Así yo se que está bien, que todo sigue como lo dejé, y antes de verla ya me voy tranquilizando.
Traigo compañía, le digo tras saludarla, ahora verás a una chica joven y a su hijo.

Creo que a mi esposa ya nada le sorprende respecto a mi, que me presente con una persona extraña y su hijo no es novedad, pero creo que cuando sepa que se queda con nosotros si que se va ha extrañar.

Entramos en la sala, y presento a Maria, el niño y a su madre.
Se saludan, se miran, y Gloria le pide disculpas por estar en la casa, le dice que he insistido en que me acompañaran.
Gatufo, como hace siempre ante extraños, ha desaparecido.
Se caen bien las dos, lo noto de inmediato, no van a tener problemas y cuando empiezo a contarle a mi esposa lo que ha pasado la joven y su hijo, la cara de ella va cambiando y una mirada de ternura y compasión se extiende de inmediato por sus facciones.
Por supuesto que os quedáis con nosotros, tenemos sitio y si no lo hubiera se hace, con sus palabras queda zanjada la cuestión y yo les digo que me disculpen. Tengo que dejaros pues voy a poner la radio que Juan me ha dejado.
Salgo y las dejo a solas, el niño sigue pegado a su madre y no dice nada, ni tan siquiera cuando Maria le sonríe y le dice que vaya a su lado.

Me cuesta sintonizar una emisora que se escuche bien, por fin lo consigo y hay una buena señal, me acuerdo de mi amigo y le doy las gracias mentalmente.

Retransmiten en Inglés, americano seguro, se identifican como La Voz de América, y si, son ellos. Por Internet les he escuchado muchas veces.
No es una clase didáctica, dan noticias, tremendas y desalentadoras noticias.
Un locutor comenta que "todo está empeorando" pues hay países que han agotado sus recursos y nadie puede ayudarles.
Menciona regiones del sur de Asia, con cientos de millones de habitantes que han consumido todas sus reservas y donde la población está muriendo de hambre y sed por decenas de miles.
Otras muchas zonas del planeta están igual, han agotado sus recursos y no hay esperanza de que puedan ser auxiliados.
Europa, Estados Unidos, y los otros países del primer mundo no desean agotar el combustible de sus aviones ni enviar comida que puedan necesitar sus ciudadanos.

Ha llovido muy poco tras la caída de miles de millones de árboles y se teme que el ciclo del agua se interrumpa, dicen los expertos. Si esto llegara a suceder podemos darnos por extinguidos en un corto periodo de tiempo.


El panorama que pinta esta gente no puede ser peor, me digo a mi mismo, no me extraña que cierren las comunicaciones pues aceleradamente todo iría empeorando y las gentes huirían despavoridas buscando nadie sabe el que.
Habría motines, linchamientos, asesinatos, gentes despiadadas tratando de acaparar lo que pudieran.
Ni la guardia civil, ni el ejercito, contendría la oleada de gentes al borde de la desesperación.



Apago el aparato de onda corta después de casi una hora de escuchar este tipo de noticias. 


continuará...

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